El 10 de octubre de 1858, Rosalía de Castro se casó con Manuel Martínez Murguía en la iglesia parroquial de San Ildefonso, situada en la confluencia de la Corredera Baja y la Alta, una estrecha calle paralela a la más transitada de Fuencarral. Esta última era, en tiempos de Rosalía, la principal salida de Madrid a Francia. Rosalía vivió hasta su matrimonio en la calle de la Ballesta, número 13, 4 bajo.
Como Rosalía de Castro tenía 21 años cuando se casó, necesitó la autorización de su madre, Teresa de Castro, porque en aquella época las mujeres sólo alcanzaban la mayoría de edad al cumplir los 25, excepto en Aragón, que la alcanzaban a los 20.
En la página de AlfayOmega podemos encontrar el expediente matrimonial de Rosalía de Castro y Manuel Murguía, que la Archidiócesis de Madrid sacó a la luz, gracias al trabajo de la documentalista y filóloga Sagrario Abelleira, y de la archivera Irene Galindo.
“En la M. H. villa de Madrid, en diez de octubre de mil ochocientos cincuenta y ocho. Yo, Doctor Lozano Prieto, Teniente cura de esta Parroquia de San Ildefonso, previo despacho del Sr. Doctor Manuel de Obeso, Vicario Eco., refrendado a primero de los corrientes por el Notario Don Pedro Vicente Obejero: desposé y velé in facie Eclesiae a Don Juan Manuel Martínez Murguía, soltero, de veinticinco años de edad, natural de Frogel, Diócesis de Santiago, hijo de Don Juan y Doña Concepción Murguía; con María Rosalía Rita de Castro, soltera, de veintiún años de edad, natural de la ciudad de Santiago, feligresa de esta Parroquia por vivir en la calle de la Ballesta, número 13, cuarto bajo, hija natural de Doña Teresa de Castro; habiendo precedido todos los requisitos necesarios para la validez y legitimidad de este contrato sacramental. Fueron padrinos testigos Don Cándido Luanco y Don Manuel Menéndez. Y lo firmo, L. Prieto.”
Rosalía se casó embarazada de dos meses de Alejandra, quien nació el 12 de mayo de 1859. Pero el matrimonio no fue apresurado ni forzado por esa circunstancia, pues la decisión se tomó entre marzo y abril de 1858, porque en esas fechas solicitaron a Teresa de Castro, la madre de Rosalía, un certificado de residencia en Padrón, con toda seguridad necesario para realizar el expediente del matrimonio en los juzgados de Madrid.
Es posible que Rosalía y Murguía se hubieran conocido anteriormente en Santiago de Compostela, porque ambos frecuentaban ambientes literarios, y que se reencontraran en Madrid en la época en que Rosalía se fue a vivir a casa de María Josefa García-Lugín y Castro, una pariente de la madre de Rosalía y madre de Alejandro Pérez Lugín, el autor de la novela «La casa de la Troya», quien no nacería hasta 1870.
No sabemos a ciencia cierta por qué Rosalía se fue a vivir a Madrid. Hay muchas especulaciones: según algunas fuentes, para escapar de las represalias del «Banquete de Conxo», muy discutible porque su presencia en el evento no está confirmada. Según el propio Murguía «llevando un poder de su madre, emprendió un viaje a Madrid. Iba a gestionar la devolución, por parte del Estado, de los bienes que el Estado había despojado injustamente”. Xosé Ramón Barreiro Fernández contrapone esta versión del marido de Rosalía, en su monumental biografía «Murguía», publicada por Galaxia en 2012: «Estamos ante una versión claramente manipulada por Murguía y sin ningún fundamento, que de esta manera pretendía hacernos creer que la mala situación económica de la familia Castro y de la propia Rosalía se debió a la malversación de fondos por parte de Don Tomás García Lugín», dice en la página 196 de la citada biografía. Otras versiones apuntan a que Rosalía viajó a Madrid en busca de trabajo, para colaborar en una revista, e incluso para calibrar la posibilidad de convertirse en actriz, o, como señala el propio Barreiro en la página 199 de la biografía de Murguía: «…viajase siguiendo la estela de Murguía Así lo reconoce también García Martí: «Se desprende de todo lo que hemos dicho que el objetivo principal era acercarse a Murguía».
Uno de los apuntes de Barreiro es que Manuel Murguía, que hizo una reseña muy positiva del primer libro de poemas de Rosalía, titulado «La flor», reseña publicada en el diario «La Iberia» en 1957, ya tenía conocimiento previo de Rosalía, por más que el escritor y periodista mencionase en un par de ocasiones en la reseña laudatoria que no conocía a la autora de los versos. Una estrategia pensada para dar a conocer a la joven escritora en los círculos intelectuales de Madrid y Galicia, pues también aparecería una nota favorable en el diario El Iris de Galicia da Coruña, del 13 de mayo de 1957, apunte que le hemos tomado prestado una vez más a Barreiro.
Antes de casarse, Rosalía y Murguía participaron activamente en la vida intelectual madrileña, y ya casados también de la gallega. La pareja fue pionera en el mundo cultural español al intentar ganarse la vida con la literatura y la escritura, publicando libros y, sobre todo, artículos en revistas y periódicos, llegando incluso a vivir una temporada en una imprenta en Vigo mientras ejercían de periodistas (tenían instalado al lado de la cama un teletipo que funcionaba las veinticuatro horas al día, recibiendo información de las escaramuzas en África). Una pareja absolutamente deslumbrante y única en aquella época, rompiendo todos los esquemas e ideas preconcebidas, con una proyección inédita y una altura intelectual sin parangón.
Seguimos citando a Barreiro y su monumental biografía sobre Murguía, y en la página 205 podemos leer el siguiente chascarrillo: «En páginas anteriores hacíamos referencia a la reacción de Aurelio Aguirre, molesto porque su amigo Murguía no le había informado de que iba casarse con Rosalía, a pesar de que terminaba la carta pidiéndole que el primer hijo que tuvieran llevara su nombre. Aurelio no sabía que ya le había hecho esa promesa a Chao, y por eso la primera hija se llamó Alejandra.»
Un interesante artículo en el que Marina Mayoral hace un sugerente recorrido por la vida de Rosalía, es este que podemos encontrar en la página de la Biblioteca Virtual Miguel de Cervantes.
El poema «Negra sombra» tiene un fuerte vínculo con el músico lucense Juan Montes (Lugo, 13 de abril de 1840 – 24 de junio de 1899), quien estrenó en 1892 en el Gran Teatro de la ciudad de La Habana, en Cuba, su versión musical, que rápidamente se convirtió en la canción gallega por excelencia, con cientos de grabaciones, algunas de inmenso calado entre el público, incluso fuera de Galicia, como la versión de Luz Casal y Carlos Núñez que forma parte de la banda sonora original del película «Mar adentro», dirigida por Alejandro Amenábar. Hoy en día, «Negra sombra» es también un canto fúnebre, que se interpreta en velatorios y entierros. Hace unos días, en el campo de fútbol de Riazor, en un partido Deportivo-Celta Fortuna, en homenaje al socio número 5 del equipo coruñés, recién fallecido, sonó una versión musical del poema en su honor.
Cuando Carlos y yo decidimos incluir el poema de Rosalía de Castro en nuestro disco «Popsía Vol. I», teníamos claro que queríamos abrir un nuevo camino a partir de una composición propia, y rápidamente coincidimos en un toque de negritud en el ritmo, adecuado a una letra metafísica. En la onda del disco buscamos la manera de fusionar un ritmo funky con la tradición de la música gallega. Esperamos que disfrutéis escuchando la canción. Contamos además con músicos extraordinarios: Paco Cerdeira a la guitarra eléctrica, Ruchi de Baio al bajo eléctrico, Gueorgui Oganesian al saxo tenor, María Quiroga a la trompeta, Mandela al trombón, Marta Oro Amón al violín, Miguel Vázquez a la gaita, y un inmejorable trío de voces femeninas: Ángeles Dorrio, Carmen Rey y Sara Vázquez. Yo me encargo de la voz principal y de la batería.
- NEGRA SOMBRA Fran Amil 3:26
Cando penso que te fuches, | Cuando pienso que te has ido, |
negra sombra que me asombras; | negra sombra que me asombras; |
(negra, negra, negra sombra; | (negra, negra, negra sombra; |
negra, negra, negra sombra) | negra, negra, negra sombra) |
aos pés dos meus cabezales | a los pies de mis cabezales |
tornas facéndome mofa. | tornas haciéndome mofa |
(negra, negra, negra sombra; | (negra, negra, negra sombra; |
negra sombra que me asombras) | negra sombra que me asombras) |
Cando maxino que es ida, | Cuando imagino que te has ido, |
no mesmo sol te me amosas: | en el mismo sol te me muestras. |
i es a estrela que brila | Y eres la estrella que brilla |
i eres o vento que zoa. | y eres el viento que resuena. |
(negra, negra, negra sombra; | (negra, negra, negra sombra; |
negra, negra, negra sombra) | negra, negra, negra sombra) |
(negra, negra, negra sombra; | (negra, negra, negra sombra; |
negra sombra que me asombras) | negra sombra que me asombras) |
Negra, negra, negra sombra; | Negra, negra, negra sombra; |
Negra, negra, negra sombra; | Negra, negra, negra sombra; |
Se cantan es ti que cantas, | Si cantan eres tú que cantas, |
se choran es ti que choras, | si lloran eres tú que lloras, |
i es o marmurio do río, | y eres el murmullo del río, |
i es a noite i es aurora. | y eres la noche y eres aurora. |
En todo estás i ti es todo, | En todo estás y tú eres todo, |
pra min i en mi mesma moras, | para mí y en mí misma moras, |
nin me deixarás ti nunca | ni me dejarás tú nunca |
sombra que sempre me asombras. | sombra que siempre me asombras. |
Negra sombra, negra sombra. | Negra sombra, negra sombra. |
Negra sombra, negra sombra. | Negra sombra, negra sombra. |
Negra sombra, negra sombra. | Negra sombra, negra sombra. |
Negra sombra que me asombra. | Negra sombra que me asombra. |
Recordad que «Negra sombra» pertenece al libro «Follas novas», que tuvo su primera edición en 1880 en la ciudad de La Habana (Cuba), de la mano de la editorial La Propaganda Literaria, propiedad de Alejandro Chao, gran amigo de Manuel Murguía, y hermano de Eduardo Chao, gran protector de Murguía y de la propia Rosalía.
No olvidéis hacer una visita a la Casa Museo de Rosalía de Castro en Padrón, pero mientras no lo hagáis presencialmente, podréis acercaros de forma virtual. Una visita obligada.