Maravillosa crítica de “Popsía” en Nós Diario

Esta es la increíble crítica escrita por Fernando Montenegro, publicada el 7 de enero de 2022 en el suplemento “Sermos Galiza” de Nós Diario. Una crítica en la que el autor es capaz de percibir en lo más profundo de mi ser para entender las motivaciones que me llevaron a ahondar en la lírica gallega a la hora de ilustrar musicalmente los textos escogidos. Creo que pocas veces en mi trayectoria encontraré algo con lo que me sienta tan identificado (más allá de la laudatoria). Muchas gracias, Fernando. Si un día coincidimos, preséntate y tomamos unas cuncas.

TRADUCCIÓN

Un equívoco candor

Existe la tendencia a ponerse firmes al escuchar la palabra poesía: son muchos años de contar sílabas y aprender a distinguir el estribillo del leixaprén. Cuando la música se enfrenta con los poetas, la propensión es la misma: solemnidad y muy poco humor. Tenemos un concepto muy académico de la literatura y cambiar de perspectiva puede ser un ejercicio muy saludable y estimulante. La seriedad no es incompatible con la frescura y con la alegría; ni siquiera con la irreverencia o el descaro.

Fran Amil (Os Papaqueixos, Os Diplomáticos de Monte Alto, Os Tres Trebóns, Chuches Amil) se despoja de todo protocolo para abordar una antología de poesía gallega que, para empezar, denota un gusto personal que se aleja de las elecciones más obvias. Están “Negra sombra” y “Rosa das rosas”, pero también piezas muy poco frecuentadas por la música como “Pena da roca” de Leiras Pulpeiro, “Coma brasas” de Xosé María Díaz Castro, “San Martiño” de Antón Tovar o “Dásme a vida” de Avilés de Taramancos.

Pero más allá del repertorio, lo verdaderamente interesante es la demostración de que el poema llena de contenido toda clase de música. O de que el pop puede seguir jugando a la ingenuidad al tiempo que lanza cargas de profundidad, subrayando menos la profundidad y centrándose más en la carga. Quizás hay un solo de gaita que nos cambia la forma de ver “Negra sombra”, o una combinación de coros que redundan en la alegría vernal de “Candeloria”, de Amado Carballo.

Quizás, el funky irreverente de “Negra sombra” o de “Ondas do mar de Vigo”es lo más deslumbrante, pero hay mucho que escuchar en el blues pesado de “Pena da roca”, en el tratamiento rockero de “Mentres canto”, o en la balada en que se convierte “Dásme a vida”. A veces, sólo se necesitan tres minutos para cambiar el punto de vista desde el que se contempla un poeta.

“Popsía” tiene el espíritu juvenil y una alegría madura. Recurre al pop para filtrar emociones líricas, ocultando tras el entusiasmo que hay otros mundos pero que están en esa música. Y como quiere ser franco, acude a una producción limpia en la que todo brilla sin artificio, mostrando limpiamente la labor de los músicos: Paco Cerdeira en las guitarras, Álex Salgueiro en el piano, Richi Casás en los vientos, Antón Torroncho en el bajo, coros de Carmen Rey y Ángeles Dorrio.

Al pop le cuadra bien esa limpieza aparentemente candorosa. Y a la lírica no le hace mal, aún que siempre son malos tiempos para ella. Quizás ese encuentro de los dos géneros tiene algo de aquel espíritu del “Xabarín” que acabaron mirando los adultos, de la despreocupación de simplemente divertirse, sin contar con que en el fondo puede acechar el poema.